La empresa automovilística Volvo está decidida a crear un coche a prueba de accidentes antes de 2020. Sus ingenieros están estudiando la langosta africana para imaginar cómo un coche podría imitar la increíble habilidad de este insecto para no chocar con obstáculos en pleno vuelo.
La finalidad de este proyecto es incorporar el sistema de visión de la langosta en un coche, de tal modo que sea lo suficientemente inteligente como para evitar golpear a un transeúnte, por ejemplo.
“Si pudiésemos descubrir cómo las langostas pueden evitar chocar entre ellas, también podríamos programar nuestros coches para que no se produzcan atropellos”, comenta Jonas Ekmark, director de seguridad preventiva de Volvo en un comunicado de de la compañía difundido por Easier.
Volvo parte de la idea de que la naturaleza es un laboratorio magnífico. Desde que la primera célula emergió de la “sopa” primigenia, la naturaleza ha ido probando, seleccionando y perfeccionando la mejor manera para que la vida siga adelante. Hoy, las lecciones aprendidas por la naturaleza ayudan a ingenieros y científicos a mejorar nuestras vidas. Hay multitud de ejemplos, como el Velcro, un invento del ingeniero suizo George de Mestral, que se inspiró en los frutos del cardo alpino; o las prendas auto lavables, una réplica artificial de la estructura de la piel del tiburón.
Una neurona especial
Los ingenieros del fabricante sueco han tomado el trabajo de la doctora Claire Rind, de la Universidad de Newcastle, en el Reino Unido, para iniciar esta investigación. Esta profesora estudia la migración de las langostas africanas en el Insect Vision Laboratory. En sus investigaciones ha descubierto que este insecto transmite las entradas visuales de manera instantánea a las células nerviosas de sus alas, aparentemente sin pasar por el cerebro. A este hecho, se le ha llamado “Locust Principle” (Principio de la Langosta).
También se ha descubierto que la langosta tiene una gran neurona a la que se le llama Detector Gigante de Movimiento de la Langosta (Locust Giant Movement Detector, LGMD), localizada entre sus ojos. La LGMD dispara pulsos de energía cuando una langosta va a colisionar con otra langosta u otro obstáculo.
Volvo se fijó en las langostas ya en 2002, cuando Rind estudiaba, precisamente, la actividad de la LGMD mientras los insectos visionaban escenas de acción de la película “La Guerra de las Galaxias”. El equipo encontró que la LGMD liberaba más energía cuando algo venía directamente hacia la langosta.
Según parece, esta energía prepara a la langosta para evitar el impacto. El proceso completo desde la detección del movimiento hasta la reacción dura sólo 45 milisegundos.
“Las langostas son rápidas reaccionando y tienen circuitos fiables, hacen sus cálculos sobre un fondo con un montón de distorsiones, como cuando conducimos por la ciudad”, comenta Rind.
Volvo quiere saber si esta metodología de vuelo puede ser usada para llegar a crear un sistema para mejorar la seguridad de los viandantes. El primer paso de esta investigación es sintetizar un algoritmo de la langosta que pudiera se aplicado en el sistema informático de seguridad de un coche. “El sistema de procesado de una langosta es mucho más sofisticado que cualquier software o hardware disponible”, advierte Ekmark.
O sea, que, en este caso, que la tecnología llegue a parecerse a la naturaleza no es una tarea sencilla. Según Ekmark, todavía Volvo todavía tiene muchos años de investigación por delante para traspasar el pequeño cerebro de la langosta a un coche”.
Pero hay pasos intermedios. En lugar de esperar a sacar todo el partido que parecen tener los estudios de la profesora Rind, Volvo ha creado un dispositivo de alerta de peatón que introducirá en sus modelos a medio plazo.
Por otro lado, Volvo ha incluido en su modelo XC60 lo que ha llamado el “Volvo City Safety”, un sistema que permite frenar al coche en seco si el coche de delante frena de repente.
“Aunque City Safety no está relacionado con la investigación de las langostas, confiamos que este sistema será un primer paso para evitar atropellos”, comenta Ekmark.
Por el momento, la modesta langosta ha vencido al ser humano. Pero los ingenieros de Volvo no se rinden, y su idea es seguir tirando del hilo de esta investigación. “Las grandes preguntas todavía se mantienen: ¿cómo hacen los grupos de langostas para no chocar unos con otros?”
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