Un nuevo logotipo, un nuevo rostro, hasta un nuevo nombre marcan una nueva era en los estudios de animación Walt Disney. Es el Disney 2.0, que con el estreno de Bolt abre página tras años de fracasos como El planeta del tesoro, Zafarrancho en el rancho, Descubriendo a los Robinson o Chicken Little. Las aventuras animadas de un perro estrella de cine que confunde la ficción con la realidad es el primer filme surgido de los estudios desde que John Lasseter asumió la dirección tras esa extraña adquisición en la que el comprador, Disney, está a las órdenes del comprado, Pixar. También se podría hablar del Disney 3.0: Bolt es la primera producción animada concebida en tres dimensiones. “Adoro el 3-D. En 1989 ya hice un corto, Knick knack, en 3-D y hasta mis fotos de boda son estereoscópicas. No bromeo cuando digo que amo el 3-D”, asegura Lasseter.
Aunque el estreno de Bolt en EE UU soló obtuvo 21 millones de euros en su primer fin de semana, el 40% de la recaudación vino del 3-D. Lasseter otorga el crédito a quien se lo merece: “No es la tecnología la que entretiene al público, sino el producto que hacemos con ella”. A los estudios Walt Disney les hacía falta este tipo de liderazgo, ya que desde la revolución digital “habían perdido el norte”, recuerda Lasseter. Los cambios son visibles en la planta dedicada a la producción de largos en su edificio de Burbank (al norte de Los Ángeles), donde según Lasseter no se dan órdenes desde “arriba”. “No creo en la jerarquía de las ideas. La animación es un proceso donde la colaboración lo es todo”.
La llegada de Bolt a las pantallas también abre nuevos interrogantes. Especialmente cuáles serán las diferencias entre Pixar y Disney a partir de ahora. Lasseter lo tiene claro. A Disney le toca el reino de los cuentos de hadas y los musicales como La princesa y el sapo, de animación tradicional, con música de Randy Newman y una princesa negra como protagonista. Pero algunos empleados de Disney se ven como poco más que “el Pixar [cuyos estudios están en San Francisco] del sur”, mientras que los veteranos se sienten relegados ante el “consejo de sabios” que rodea a Lasseter. Ante las críticas, este animador de corazón, ejecutivo de mente responde: “Quiero que en Disney se hagan películas de las que estemos orgullosos”.
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