miércoles, 27 de mayo de 2009

Cuando Internet atenta contra la felicidad amorosa

¿Qué pasa cuando la relación está a punto de romperse y la web nos ayuda a terminar de hacerla añicos?
Gracias a Internet muchas personas tienen una nueva vía para conocer el amor, a su media naranja.Así como un club, un boliche, o la universidad, las redes sociales, blogs, comunidades, chat o cualquier otra plataforma online constituyen potenciales lugares para encontrar pareja.
Pero (casi siempre hay un pero) así como es más fácil encontrar a esa personita especial, parece ser que, también gracias a Internet y las nuevas tecnologías en general, es más factible que te pelees o termines con tu pareja si la relación se encuentra en un punto complicado.
Al menos esa fue la conclusión a la que arribé en base a las experiencias femeninas que conocí en los últimos tiempos.
Por ejemplo el teléfono celular, que terminó con nuestra privacidad, es un arma de doble filo. Después de varias situaciones iguales, el llamado o el mensaje de texto para preguntarle “¿qué estás haciendo?, ¿dónde estás?” te puede volver paranoica si no él/ella no te responde y provocar peleas si al verse le preguntas porqué no contestó y la respuesta no te resulta muy convincente.
Para la complicada mente femenil, no hay chances de que no se atienda el llamado o no se conteste el sms, porque la vorágine del móvil que nos obligas a estar siempre a la disposición del otro. Algo parecido pasa con los mensajeros instantáneos.
Casi toda mujer en algún momento de su vida ha esperado frente a la pantalla horas y horas hasta que el desgraciado se conectara. Mientras el milagro no sucede, la mente elabora los más enrevesados pensamientos sobre el motivo de su tardanza o ausencia. Obvio que nunca la razón será porque le falló la conexión a Internet sino porque ya no le interesa hablar, está ocupado con otra cosa (¡o persona!) o cosas peores. Si el amado aparece en el momento más insoportable de la espera, hay dos alternativas posibles: saborear el mal trago o ir con los tapones de punta a indagar y problematizar su plantón digital.
Aún así, el plato más fuerte de las nuevas tecnologías al servicio del desamor, es el perfil de nuestra pareja en las redes sociales. Ya sea porque somos “amigos” en ellas o porque llegamos al link de su cuenta luego de googlear su nombre, investigar y analizar el perfil de la persona que nos quita el sueño nos puede conducir a llevarnos varias sorpresas y no siempre de las más gratas.
En principio, la foto del perfil en particular nos dice mucho. Si está solo, ¿está en pose y en búsqueda de conquista o es un foto carnet?; si es una imagen recortada, ¿quiso ocultar a alguien indeseable a nuestros ojos?; si se esconde detrás de un personaje o persona famosa, si es su mascota o si no tiene fotografía, ¿es sólo timidez o hay algo más?;
Otro dato que puede inquietar es el estado civil. “¿Una relación abierta?, ¿qué es eso, que vas estar con otras chicas a la vez que conmigo?”, oí que le decía una amiga a su reciente enamorado, hace unos días. En el caso opuesto, si puso que su estado es “soltero” y no “comprometido” o “en una relación”, lo primero que puede pensarse es que nunca dejamos de ser un secreto en su vida.
Ni hablar de ver sus álbumes de fotos. Por ejemplo, a fines de abril de este año, una mujer italiana descubrió a través de unas fotos publicadas en Facebook que su prometido le era infiel. Despechada, no sólo canceló el casamiento sino que empapeló ciertas calles de Roma con las imágenes que encontró: su ex novio disfrutando de una salida con una joven semidesnuda.
A raíz de todos esos ejemplos y otros más, para muchas mujeres la solución radica en no ser amigos de sus parejas en las redes sociales y/o en no tentarse y googlear cada día y medio su nombre para ver qué últimos resultados ofrece el buscador. ¿Cómo manejas tu vida romántica en la web?

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