
Pierini, además del desafío proyectual que este proyecto implicó, propuso la generación de un logotipo renovado, más joven, lúdico y dinámico que lleve la promesa de nuevo sabor a toda la línea. Fue así que se optimizaron los atributos formales de la marca (peso, impacto, capacidad de lectura y reconocimiento) para poder crear una identidad más alineada a los nuevos conceptos estéticos que la nueva generación de consumidores impone.
Es muy difícil argumentar vitalidad y juventud cuando desde la imagen misma se proyecta un mensaje diferente. Adrián Pierini, director general creativo de la agencia y autor de la nueva identidad, comentó: “El logotipo existente, si bien se mostraba sólido y contribuía a una fuerte presencia dentro del layout, distaba de provocar identificación. La tipografía era dura, estática y se mantenía inalterable desde hace muchísimos años, contraponiéndose a los objetivos del brief. En función de estos factores, se enfatizó la diagonalidad de la tipografía, se curvó la placa descontracturando la composición, y se alteraron algunos rasgos de la palabra para aumentar la personalidad y su connotación lúdica”.

El nuevo desarrollo de Pierini Partners significó un suceso importante para la marca ya que sentó las bases para magnificar aún más el cambio a futuro, y logró transmitir la novedad de un modo impactante sin resignar su trayectoria.
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